El año 2022 se presenta lleno de incertidumbres que abarcan una vez más el aspecto sanitario, el económico y su reactivación e implementación de los planes de estímulo y además el escenario geopolítico con diferentes frentes abiertos.
Si comenzando el 2021 todos anhelábamos la vuelta a la normalidad, a día de hoy a nadie se le escapa que ya nada será como antes. Y no me refiero a las cifras económicas, que por ejemplo el PIB volverá pronto a niveles pre-covid, como ya lo han hecho otras economías en el mundo a pesar que la situación a finales del 2019 no era para echar cohetes. Se trata de ver cómo se acercan oferentes y demandantes. Estamos viviendo excesivos desajustes entre oferta y demanda, tales como los problemas en las cadenas de suministro, escalada de los precios de la energía y desajustes en el mercado de trabajo. La pandemia ha acelerado cambios en la forma de producir, sus costes y las necesidades de los consumidores, que ya estaban siendo objeto de cambio debido a la digitalización y la introducción de factores sostenibles en los modelos de producción.
Mientras se produce esta reordenación con la ayuda de los Bancos centrales y gobiernos, seguiremos a expensas de la pandemia y las restricciones que trae consigo. Ya no preocupan tanto las hospitalizaciones ni los fallecimientos, pero la presión se ha trasladado a la atención primaria y los retrasos o colapsos para una simple baja/alta laboral. Debemos asumir nuevas cepas y saber convivir con el virus trabajando desde el lado preventivo.
Aún con esto partimos de una economía mundial que va recuperando parte de lo perdido, tras la reapertura de las economías y el boom en la demanda, que también ha perjudicado el dato de inflación por no poder haber sido atendida. Al igual que el control preventivo de nuevas cepas, el control de la inflación por parte de los bancos centrales ligeramente por encima de sus objetivos será clave para evitar sustos inesperados. El mayor riesgo ahora es evitar una espiral inflacionista derivada del incremento de salarios y el traslado de costes del productor al consumidor.
En el plano político año de elecciones en plazas europeas como Italia (finalmente se presenta Draghi), Portugal y Francia (segundo mandato de Macron) y fuera del continente elecciones en Brasil, Congreso popular Chino y el mid-term en EEUU. En este último escenario es posible que los republicanos tomen el control de una de las cámaras lo que pondría en peligro las reformas legislativas previstas por Biden.
Mientras en el plano geoestratégico, seguiremos atentos a Rusia y su despliegue de tropas ya no solo en Ucrania sino también en Kazajistán, país estratégico para Rusia y China (frontera natural) y para Occidente ya que es uno de los mayores exportadores de Uranio, cobre, petróleo y Cereales.
PRIMERA SEMANA DE 2022.
La semana pasada la FED, dejó claro que estaban valorando el inicio de la QT, es decir, políticas que reducen el tamaño del balance de la reserva federal. Dicho de otro modo, se reduce la liquidez que hay en los mercados. Si en el último año y final del anterior, la elevada liquidez con la que los Bancos Centrales inundaron los mercados hizo crecer las valoraciones de los índices bursátiles, una reducción de la liquidez podría tener la lectura contraria. Esto, junto con el dato de salarios al alza en EEUU hizo que los mercados se tiñeran de rojo al final de la primera semana del año. Desde el lado positivo hacer la lectura de que se trata de ajustar la recompra de activos a niveles prepandemia de forma diversificada a lo largo de los diferentes vencimientos del año.
En Europa comenzaba bien la semana sobre todo en el IBEX35 que lleva 3 semanas de subidas, pero la publicación de las actas de la FED provocaba caídas en todas las plazas Europeas a finales de la semana.
Esta semana se conocerán los datos de inflación de EEUU con previsiones de nuevos máximos superando el 7% que reafirmarán el mensaje de la FED de adelantar la subida de tipos aunque no se haya logrado el pleno empleo y reducir el tamaño del balance casi al mismo tiempo.